La negligencia es un maltrato frecuente y muchas veces pasa desapercibida
No es necesario golpear a un niño para que este hecho sea considerado como maltrato; existen acciones y actitudes de los padres que, de manera recurrente, no identifican o proveen lo que un niño realmente necesita.
En este sentido, la negligencia es una forma de maltrato infantil que comprende omisiones y falencias intencionales de un adulto para suplir las necesidades de un niño o para proveer el cuidado que necesita, teniendo los medios y las herramientas para hacerlo. “Esta falencia no hace referencia a las imposibilidades financieras y económicas que pudiesen resultar en descuido. La negligencia hace referencia a un patrón continuo de cuidado inadecuado y se identifica en las personas más próximas y responsables de un niño”, explica María Carolina Sánchez Thorin, sicóloga clínica y especialista en temas de familia y primera infancia.
Este maltrato también se relaciona con la manera en que los niños se asocian a los patrones de crianza y en cómo se vinculan con los pequeños de manera sicoafectiva. Es importante detectarla a tiempo, pues el impacto sicológico del abandono, el rechazo y la negligencia gestan en la personalidad de los niños desde sus primeros meses de vida núcleos para la depresión, la falta de autoestima, las adicciones, los fracasos escolares, e inclusive, la psicosis. La práctica clínica –explica la sicóloga– nos muestra que la negligencia es quizás el tipo de maltrato y de disfunción familiar más común en todos los estratos sociales.
Tipos de negligencia
La sicóloga María Carolina Sánchez Thorin explica los tipos y las situaciones en las que se presenta esta situación.
1. Física: está dentro de los tipos de maltrato más frecuentes. Este tipo hace referencia al no proveer a los niños alimentación adecuada, vestido y vivienda salubre.
Igualmente, alude a todos los riesgos físicos en que son puestos los niños, supervisión inadecuada, amenazas de dejarlos sin comida o vivienda, accidentes por descuido, etc. Un ejemplo dramático de ello son las quemaduras de tercer grado por falta de supervisión o los accidentes por no llevar el cinturón de seguridad. La negligencia física puede llevar a los niños a estados serios de desnutrición, enfermedad, accidentes y una herida a su autoestima que lo acompañará toda la vida.
“También hace referencia a no tener la ropa adecuada para un ambiente determinado o a la falta de higiene”, agrega Carolina Puerto Valdivieso, antropóloga con estudios en ciencias forenses e investigación criminal y coautora del libro Maltrato infantil. Investigación criminal, criminalística y ciencias forenses.
2. Educativa: hace referencia a aquellos niños que no asisten a un plantel educativo y que, por ende, pierden la oportunidad de su derecho básico a la educación. Igualmente, la negligencia educativa hace referencia a la cantidad de tiempo que el niño está solo viendo TV, en el computador, etc.
3. Sicológica y emocional: se refiere a la exposición de niños a situaciones de abuso emocional que omiten a los mismos como personas vulnerables. Este es el caso de ignorar a los niños, el rechazo, el abuso verbal que denigra al pequeño, la soledad, las amenazas de abandono, el trabajo, etc. Carolina Puerto dice que “la negligencia afectiva, además, bloquea el desarrollo de las capacidades mentales y cognitivas de un pequeño. Esta situación, por ejemplo, se presenta cuando los padres dejan a un bebé solo en la cuna y no generan ningún tipo de comunicación ni estimulación con él”. Las secuelas sicológicas de este tipo de maltrato se inician a partir de la gestación y tienen diferentes repercusiones, según la edad, siendo la primera infancia la etapa de mayor vulnerabilidad. De hecho, se han reportado casos en donde el abandono sicológico lleva a la muerte de bebés.
4. Médica: tiene que ver con el cuidado médico inapropiado de los niños. Un ejemplo de ello es no acceder rutinariamente a controles pediátricos, no llevar a los niños a servicios de urgencias cuando están muy enfermos, no seguir procedimientos médicos recomendados, no poner vacunas requeridas, etc. A pesar de que la negligencia médica está relacionada en nuestro país con los altos índices de pobreza, los padres deben buscar la forma de ampararse por el Gobierno en sus programas de prevención y promoción de la salud en niños y niñas, como es el caso de las vacunas gratuitas. Algunos padres, a pesar de no seguir instrucciones médicas, buscan ayudas alternativas alrededor de la salud de sus hijos. Siempre y cuando estas opciones no pongan en riesgo la vida de los niños, son signos de cuidado y protección.
Detección y prevención
Generalmente es detectada por las personas que son más allegadas a los niños, como sus profesores, parientes, pediatras, amigos, etc. “En los niños más pequeños la negligencia es evidente cuando personas ajenas a la familia nuclear perciben falta de higiene, bajo peso, cuidado médico inadecuado, ausencia al colegio, falta de interés por las responsabilidades escolares, etc.”, dice la sicóloga.
El primer paso para evitar este maltrato es identificar sus causas. “La mayoría de los casos de negligencia –sostiene Sánchez Thorin– radican en la imposibilidad sicológica del padre o de la madre de cuidar apropiadamente a sus hijos y, en este sentido, un profesional de la salud metal tendrá que determinar si el padre o madre deben vivir con el niño y si es el caso, recibir un tratamiento”.
También es indispensable que los adultos cuenten con las personas más cercanas, como parientes, amigos de confianza, para que sean su red de apoyo y acompañamiento en la crianza de un niño, debido a que los padres no tienen suficiente orientación ni las herramientas para comprometerse con la labor de ser padres.
“No poder o no saber criar no es un pecado, se puede aprender a lo largo de la vida, con el apoyo de las redes familiares y, por qué no, de los sicólogos, trabajadores sociales, maestros, entre otras personas claves. Pedir ayuda es señal de inteligencia y sensatez. No hacerlo es señal de inmadurez física y emocional… lo bueno es que podemos crecer, cambiar, amar, ser felices y hacer felices a nuestros niños”, enfatiza María Lucy Gutiérrez.
Situaciones para tener en cuenta
Según María Lucy Gutiérrez, trabajadora social y miembro fundador de la Asociación Afecto, el padre o madre es negligente cuando:
◗ Priva al niño niña de alimento por largas horas.
◗ No provee el dinero necesario y de forma oportuna para la manutención de los hijos.
◗ No le coloca ropa adecuada.
◗ El aseo del área donde vive el niño se encuentra cotidianamente sucia.
◗ Priva al pequeño de cariño, juego, abrigo y compañía cotidianamente.
◗ Lo grita, golpea, zarandea, cuando llora en exceso y es incapaz de preguntarse por la causa del llanto.
◗ Le transmite el lenguaje por medio de gritos, golpes y empujones.
◗ No juega con sus hijos, o bien, juega un poco y se ausenta por largas horas o días.
◗ Los deja solos y/o al cuidado de una persona que no ama a los niños y que, en consecuencia, los puede maltratar y/o abusar de ellos.
◗ Se embriaga, consume otro tipo de sustancias y pierde el control consigo mismo y con sus hijos.
Adulto negligente
De acuerdo con Carolina Puerto, estas son algunas características de un adulto negligente:
◗ No reconoce las señales del niño cuando necesita algo. Ej. Cuando el bebé llora y no se identifica lo que el niño quiere, por falta de conocimiento. Pasa generalmente en mamás adolescentes.
◗ Pone por encima sus necesidades sobre las del niño. Ej. Compra comida rápida en la calle para proveer la necesidad de alimentación.
◗ Tiene una visión distorsionada de lo que el niño necesita. Ej. Los niños cuyos padres los inscriben en múltiples actividades (talleres, cursos), que sumadas a su carga escolar, les impide tener tiempo libre para una actividad muy importante para su desarrollo como lo son el juego y la socialización con otros niños.
FUENTE: www.abcdelbebe.com
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